Dejemos de liderar solo desde la teoría

Carla Casañ Albert

3/26/20253 min read

Todos conocemos y hemos oído hablar de los estilos de liderazgo según nuestra forma de actuar y ser. También de la capacidad de adaptar el liderazgo a la situación y contexto que se requiera en cada momento.

Y es cierto. Es aplicable, funciona, y todo líder debe conocerlo. Pero esta es la teoría del liderazgo, la superficie, el rol que asumimos para gestionar equipos, proyectos e incluso empresas de forma exitosa.

Sin embargo, además de esta base fundamental, necesitamos integrar un liderazgo menos teórico y más vivencial. Un liderazgo que nazca del sentir con uno mismo en cada momento. Un liderazgo que nos conecte con nuestra propia humanidad.

Muchas veces me pregunto:

¿Cuántos días al año un líder se pregunta antes de empezar la jornada: "¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento hoy para afrontar los retos y ejercer mi liderazgo?".

Sé que la mayoría de las personas no se lo preguntan, pero ¿Cómo puede alguien que lidera equipos y carga con una gran responsabilidad no hacerse esta pregunta?

Porque, al final, ¿Cómo sostener a otros si no sabemos en qué estado está el recipiente que los sostiene?

¿Cuántas veces comenzamos el día siendo conscientes de cómo nos encontramos antes de enfrentarnos a reuniones, decisiones y desafíos? ¿Con qué herramientas cuento hoy y con cuáles no?

Pero lo pasamos por alto. Entramos en la batalla del día a día, nos ponemos “la capa” del liderazgo que nos corresponde y seguimos adelante sin evaluar si nuestro nivel de bienestar es el mínimo necesario para no perdernos en el camino.

Porque sí, todos sabemos, que una vez nos ponemos la capa de líder, somos capaces de gestionar lo que venga. No hay duda. El sentido de la responsabilidad nos lleva a la excelencia.

Pero, déjame preguntarte algo:

¿Qué ocurre al final del día, cuando te quitas la capa?

Sí, a ti.

¿Qué queda de ti?

¿Te preguntas cómo te sientes ahora?

¿Recapitulas lo ocurrido desde un lugar humano y personal, además de lo operativo y técnico?

¿Sientes que en algún momento del día te perdiste a ti mismo?

¿Cómo empezaste el día y cómo lo terminas?

No se trata de dejarnos llevar por las emociones en cada momento. Liderar requiere cabeza fría, tomar decisiones difíciles, distinguir lo urgente de lo importante y actuar más allá de nuestras preferencias.

Pero sí se trata de liderar desde un lugar de equilibrio y conciencia. Cuando lo hacemos, la "capa" ya no pesa tanto y el final de la jornada no nos deja exhaustos.

Porque liderar desde nuestro equilibrio y bienestar nos permite que esa "capa" vuele ligero, impulsando un liderazgo que se siente bien para ti y para quienes te rodean.

Pero no se trata solo de sentirnos bien. Se trata de resultados. Un líder que lidera desde el equilibrio toma decisiones más claras, gestiona mejor los conflictos y reduce la rotación en su equipo porque los hace sentirse bien.

Y eso, al final del día, impacta en la empresa.

Así que hoy te invito a probar algo: antes de empezar tu jornada, tómate 30 segundos para preguntarte cómo estás realmente. No para detenerte, sino para entender con qué recursos cuentas hoy. Hazlo durante una semana y dime qué notas.

Si quieres profundizar más, déjame acompañarte a ti y a tu empresa para explorar cómo un liderazgo consciente no solo mejora tu bienestar, sino el de tu equipo y los resultados de tu empresa.

Porque cuando el líder está bien, el equipo rinde mejor y la empresa crece.

Y dime, ¿desde dónde quieres liderar?

Déjame adentrarme contigo en este viaje. Nos vemos en la próxima carta.

Gracias,

Carla.